
Este lunes 8 de mayo, celebramos el patrocinio de la Virgen María en la Familia Dominicana, como dominicas y dominicos la consideramos nuestra patrona y guía, al encomendarnos a su protección y mediación cumplimos con el compromiso de Predicar incesantemente la Palabra de Dios.
La devoción mariana ha sido una parte integral de la vida de la Familia Dominicana, nuestro padre Santo Domingo de Guzmán tenía una gran devoción a la Virgen María y la consideraba como la Madre de la predicación. En su vida y en su ministerio, él siempre confió en la protección y ayuda de la Santísima Virgen, predicando y evangelizando a través del Santo Rosario, donde contemplamos los misterios de Jesús desde el propio ¡Sí! de la Virgen María.
Cuenta la tradición dominicana, que nuestro padre Santo Domingo, tuvo una visión en la que sus hijos e hijas estaban cubiertos bajo el manto de la Virgen María; Domingo de Guzmán, tiene una especial veneración a María, la Madre de Dios, esta veneración perdura en cada dominico y cada dominico.
Desde entonces, la Virgen María ha sido considerada como la protectora y patrona especial de los hijos e hijas de Santo Domingo de Guzmán. Su patrocinio nos brinda fuerza y protección en nuestra labor evangelizadora y nos inspira a seguir su ejemplo de humildad, entrega y amor a Dios.
La Familia Dominicana ha sido encomendada a la protección maternal de la Virgen María, por lo que en nuestras comunidades religiosas y en nuestras iglesias, siempre se le brinda un lugar especial a su devoción. La oración del Rosario es una práctica muy valorada en la Orden, en la que meditamos en los misterios de la vida de Jesús, a través de la intercesión de la Virgen María.
La fundadora de nuestra Congregación, Madre Eduviges Portalet, O.P., también tuvo ese amor especial a la Virgen María; la Virgen María como Reina y Señora de la Congregación cuida y protege a sus hijas las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción.
El patrocinio de la Virgen María sobre la Familia Dominicana es una expresión de la fe y confianza que tenemos en ella como nuestra madre y protectora, y nos ayuda a cumplir con nuestra misión evangelizadora de “Predicar la Verdad y portar la Luz de Cristo”.