Autora: Estudiante Daniela Reinoso
Como una mañana cualquiera, me desperté, prendí el celular y abrí Instagram. Deslicé unos cuantos minutos videos reels, como de costumbre y así empezó mí día. Esta rutina para muchos puede sonar normal y para mí lo era hace no mucho tiempo, incluso antes de dar el primer estirón de la cama ya tenía abierta una aplicación. Por algunos meses llegué a sentir que revisar las redes era casi una necesidad, como si fuera un alimento o desayuno para empezar el día.
Y no puedo negar, que dejar de mirar las redes cada minuto ha sido un reto que aún me cuesta vencer cada vez que tengo el celular en mano. Mi madre es la primera en llamarme la atención al verme tan concentrada en la pantalla con videos los cuales la mayoría no me aportan nada. Al principio, pensé que exageraba, pero con el tiempo empecé a preguntarme: ¿y si tiene la razón?
En ese momento es donde esta pregunta surgió:
¿Son las redes sociales un factor de progreso o un agente de retroceso para nuestra sociedad?
Sin duda, las redes sociales han logrado hacer grandes cambios, que hace años atrás parecían imposibles como hablar con alguien que está al otro lado del mundo o compartir nuestras ideas con miles de personas al instante. Gracias a las redes, el mundo está más conectado, veloz y participativo. Pero, a pesar de todos estos beneficios, muchos opinan que las redes también nos han desconectado de nuestro entorno y vida en sí.
Sin embargo, más allá de todo lo que las redes sociales permiten o generan, lo más importante es el uso que les damos. Porque no se trata únicamente de lo que permiten las plataformas, sino de cómo decidimos usarlas. ¿Nos conectamos o nos aislamos? ¿Informamos o desinformamos? ¿Creamos o simplemente copiamos?
¿Por qué culpamos a la herramienta cuando somos los usuarios quienes no ponemos límites ni fuerza de voluntad?
Para profundizar más en este tema, quiero mencionar a un joven que supo usar el entorno digital con otro propósito: Carlo Acutis, también conocido como el influencer de Dios, utilizó las redes como nadie había pensado en utilizarlas. Y eso fue predicando y evangelizando en ellas. Él creó una página web llamada Lista Miracoli, en donde recopiló 136 milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia, con fotografías y descripciones, luego de dos años de investigación. Así, con una herramienta de su diario vivir, dio testimonio e inspiró a miles de jóvenes a vivir su fe desde la realidad digital.
Además, las redes sociales han abierto espacios para la participación juvenil. Hoy, cualquier joven puede expresarse, denunciar, crear o impulsar proyectos desde su celular. Las plataformas nos han dado la posibilidad de alzar la voz sin importar la edad, el estatus o el lugar desde donde hablemos. Ya no somos solo “jóvenes que no saben mucho”, sino actores reales del cambio social. La sociedad ha comenzado a escucharnos y a reconocernos como parte activa del presente, no solo del futuro. Los jóvenes, seguiremos siendo lo que dijo Jesús Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo. (Mat 5:13-14).
Tenemos que ser sal y luz, porque la salud la democracia depende, en gran parte, de los jóvenes. Con más de 1.800 millones de personas entre los 10 y los 24 años, la juventud es hoy el gran pulmón de la sociedad. Nunca antes ha habido en el mundo tanta gente joven. En las últimas décadas ha crecido el interés por su participación política y hasta el Banco Mundial ha identificado la ciudadanía activa como una de las actividades más importantes para lograr una transición positiva hacia la edad adulta, tanto para los jóvenes de hoy como para las siguientes generaciones. (Unicef, 2016)
Para concluir, las redes sociales forman parte de nuestras vidas y no hay vuelta atrás. Por lo tanto, ignorarlas y demonizarlas no va a solucionar nada. Ahora bien, eso no significa que las idealicemos, más bien, nuestro propósito sería aprender a usarlas con discernimiento moral y responsabilidad.
Por eso, tú y yo somos la pieza fundamental para poder hacer de ellas un espacio de aprendizaje y predicación. En definitiva, el verdadero poder no está en el algoritmo: está en el usuario. Y ese usuario somos todos nosotros.
Referencias
Johnston, A. (1 de 11 de 2024). Blog de Sadlier Religion. Recuperado el 18 de 06 de 2025, de https://www.sadlier.com: https://www.sadlier.com/religion/blog-de-sadlier-religion/beato-carlo-acutis-una-historia-de-vida-para-inspirar-a-los-discipulos-jovenes
UNICEF. (15 de 09 de 2016). Ciudades Amigas de la Infancia. Recuperado el 18 de 06 de 2025, de https://ciudadesamigas.org/: https://ciudadesamigas.org/la-democracia-nutrirse-las-nuevas-formas-participacion-politica-utilizadas-los-jovenes/