
Como estudiante formada en los valores de mi querida institución Santo “Santo Domingo de Guzmán”, expreso lo que siento y pienso:
Ser la abanderada del pabellón del Ecuador es un honor que va mucho más del acto cívico. Es una responsabilidad profunda y significativa. Este rol no solo implica llevar con orgullo la bandera de nuestra patria, sino también representar los valores y la identidad de nuestra institución educativa y de nuestra nación.
Cada vez que estoy frente a mis compañeras durante los actos cívicos, siento el peso de la historia de nuestro país, sus días de gloria cantando victoria y sus días sumidos en negros festones de dolor. Y asumo el reto de aquellos que juraron defender la bandera, la patria, besándola sin labios perjuros, la besaron con lealtad, prometiéndole defenderla contra todo aquello que mengüe su libertad y manche su dignidad de pueblo nacido para vivir en fraternidad y paz.
Este rol me exige ser un modelo a seguir, especialmente para las generaciones más jóvenes. Por ello, al ser la abanderada debo encarnar la VERDAD, los valores de ciudadana comprometida, las cualidades de liderazgo y resiliencia, sirviendo como inspiración para que otros busquen aportar al desarrollo y bienestar de la Patria y por ende de la comunidad.
Portar en mis manos el sagrado símbolo de nuestra patria, me lleva a escuchar el grito de tanto ciudadano que espera nuevos amaneceres para su pedazo de suelo que los vio nacer.
Tengamos presente, que la bandera, no solo representa un estandarte, sino que también es un reflejo del alma de nuestra nación y hay necesidad de respetarla, amarla, y defenderla, siendo honestos y responsables en toda actividad encomendada.
Jenice Acuña
Abanderada del Pabellón Nacional.